Abr, 2022.- Una guerra de nuevo tipo vive Cuba hoy en el entorno digital, pues las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, sobre todo las redes sociales, se convierte en la herramienta predilecta de los enemigos de la Revolución para agredir al país y deslegitimar sus conquistas.
Y es que más de la mitad de la población cubana está presente al menos en una de las tantas plataformas interactivas existentes en el orbe, aunque Facebook es la más empleada aún.
Desde adolescentes y jóvenes hasta los abuelos de casa socializan y consumen todo tipo de contenidos virtuales, algunos de buen gusto y útiles, y otros no tanto, gracias al empeño nacional por informatizar la sociedad y ampliar las prestaciones de las nuevas tecnologías a todos los ámbitos de la vida económica y social.
Pero mientras crece la conectividad del pueblo cubano, también aumentan las campañas subversivas que se valen de ese derecho y privilegio garantizado por el Gobierno de la Mayor de las Antillas a su gente para desacreditar sus logros.
Cada semana el programa Con Filo nos advierte de cuántas mentiras se tejen en ese entramado de odio contra la Revolución, que crea historias falsas y gesta campañas para atraer a los descontentos, no con el sistema social cubano sino con las limitaciones económicas, fundamentalmente, y dar así una errónea imagen de desestabilización en el país ante la opinión pública internacional.
Los ejemplos sobran, como las afirmaciones de que Camagüey había caído durante los hechos del 11 de julio o las supuestas manifestaciones multitudinarias frente al malecón habanero contra el régimen castrista, como tanto gusta llamar a este Estado socialista y soberano.
Al final la verdad desmontó todo su espectáculo, pero no fueron pocos los cubanos, y también los nueviteros, que se dejaron llevar por lo que vieron en las redes sociales, e incluso hicieron eco de tales mentiras.
La facilidad para acceder a esos espacios, la posibilidad de crear perfiles falsos y difundir historias contra la isla antillana a través de bien pensadas y pagadas estrategias comunicativas hace de ese escenario una herramienta cada día más empleada contra la Revolución.
Es por ello que hacer un consumo responsable de las redes sociales e internet, no aceptar como verdad todo lo que allí se publica y contrastar siempre la información con fuentes oficiales es la mejor forma de garantizar que no seamos engañados ni manipulados.
Esa es la mejor forma de retribuir los beneficios que disfrutamos gracias al proceso de informatización, que establece garantías para el disfrute de los derechos a la comunicación.