May, 2025.- Recordar a José Martí en un día como hoy resulta triste, pues fue en fecha similar, pero del año 1895, cuando las balas del enemigo troncharon su existencia. Claro que “la muerte no es verdad cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, como él mismo afirmara aquel 18 de mayo en que escribiera sus últimas palabras destinadas al entrañable amigo Manuel Mercado.
Y es cierto, en solo 42 años el Maestro creó una obra de infinito amor por su país explotado. Sus innumerables escritos y el arduo trabajo revolucionario en pos de la liberación de la isla quedaron en la historia de la mayor de las Antillas como un tesoro de la memoria, guía de las nuevas generaciones de cubanos.
En aquella carta inconclusa Martí desbordó su pensamiento latinoamericanista, independentista y antiimperialista, razón por la cual es conocida como su testamento político, debido a las profundidades del razonamiento del Apóstol de la independencia nacional.
Hablar de su figura es, indudablemente, adentrarnos en la gran trascendencia de su ideario. No hubo tema que no abordara o sentimiento sublime que no definiera con palabras precisas. Su pensamiento era universal, tal vez por su espíritu periodístico, pues como él mismo dijera, el profesional de la palabra debe conocer desde la nube al microbio. Él sabía de todo y hablaba –escribía- de todo.
Honrar a los grandes héroes de la Patria puede parecer una tarea difícil, pero él -tan certero como siempre- nos aseguró en sus mágicas recetas que no hay mejor homenaje que el diario cumplimiento del deber. Por ello los cubanos no perdemos la ocasión de recordarlo, seguir sus enseñanzas y hacer realidad los sueños de independencia del Héroe Nacional.