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Mar, 2022.- Hace algunos años eso de los emprendedores era cosa de economía capitalista y consumismo. Sin embargo, la mentalidad cubana ha cambiado para abrazar a un sector que mucho aporta, y no solo económicamente, sino sobre todo por la diversidad de servicios que oferta a la población en ámbitos a los que, por cuestiones financieras o técnicas, no llegaban las empresas y organismos estatales.

El trabajo por cuenta propia ha sido objeto de numerosas trabas desde su aprobación en el Periodo Especial como una salida a la profunda crisis económica y social originada por la caída del campo socialista en Europa del Este, tal vez por la vieja percepción de que abrir esa puerta significaría aceptar el retorno al sistema opresor.

Por suerte Fidel nos enseñó a cambiar todo lo que debe ser cambiado, y en el nuevo milenio comenzó la ruta hacia el perfeccionamiento de esa modalidad de empleo que hoy se fortalece en el país a partir de flexibilizaciones para su ejercicio regulado en el Decreto Ley número 44 de 2021.

Un rápido paseo por las calles nueviteras nos acercan a la realidad del cuentapropismo, pues en la ciudad abundan cafeterías, paladares, puntos de venta de artículos del hogar, vendedores ambulantes de productos del agro, reparadores de equipos, en fin, ya casi ningún área de servicios está ajena a su impacto.

Igualmente debemos destacar el fomento de novedosas iniciativas como proyectos que brindan servicios de jardinería y arreglos florales, incluso a los hoteles del polo turístico de Santa Lucía, lo que sin dudas habla de cuánto se amplía el sector no estatal, un hecho que agradecen los lugareños al ver mayor diversidad en las ofertas que consumen.

Sin embargo, la cuestión nunca fue cerrar puertas porque sí, sino quizás las trabas se debieron al miedo a esa tendencia de buscar ventajas en cualquier sitio, como evadir impuestos para contabilizar mayores ganancias o encontrar por la izquierda los productos que se precisan para el negocio, propiciando el desvío de recursos en el sector estatal.

Es cierto que aún falta mucho para solucionar un viejo reclamo de los trabajadores por cuenta propia de acceder a un mercado mayorista que les permita disponer de las materias primas necesarias a bajos costos, y que ello se revierta en el servicio que ofrecen a la población.

No obstante, se dan pasos de avance como el suministro de algunos productos a titulares de negocios encargados del procesamiento de alimentos, pero aún no se logra extender esta ventaja a todos los cuentapropistas ni tampoco satisface toda la demanda.

Entonces pregunto, ¿cómo exigirle al Estado que facilite los recursos que ni siquiera puede garantizar a sus empresas y establecimientos? La economía cubana vive una profunda crisis económica originada por causas que ya todos conocemos, por lo que insistir ahora en ese reclamo y justificar así los altos precios y el robo de recursos en las entidades estatales sería como pedirle peras al olmo, como dice un refrán.

El sector no estatal se consolida en la nación y llegó para quedarse, aunque ello suponga mayor control por parte de las autoridades competentes para que calidad de bienes y servicios, precios accesibles y legalidad vayan de la mano.

Cuba se enfoca por los emprendedores en tiempos difíciles, esperemos que ellos también sepan hacerlo por el país y le pongan corazón.

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