Feb, 2025.- Hay amores que son recíprocos, que no necesitan expresarse con palabras, y lo digo con base de conocimientos porque conozco a más de una pareja que lo profesa así.
Una de ellas es Carlos y Ofelia, matrimonio con más de seis décadas, octogenarios ellos y bellos al mismo tiempo; es común verlos caminar, como él la cuida mientras ella da sus paseítos mañaneros para hacer ejercicios, o ella se preocupa cuando él se dirige a la bodega para hacer las compras del día.
Si ella va a realizar ejercicios físicos al círculo de abuelos él la acompaña hasta el lugar, de ahí sigue a ejecutar las encomiendas de la jornada, luego, desde el balcón, ella está pendiente de su llegada.
En ese amor cómplice, fraterno, criaron a sus dos hijos –profesionales de la salud- y es común, además, verlos saludar afectuosamente a vecinos y quienes se cruzan con ellos en el andar por su comunidad.
Se hay muchos Carlos y Ofelia, y que el amor se impone, hace mover sentimientos humanos y ayudar a otros, porque también se trata de amistad, de servir y prestar servicios con afecto, es el mejor regalo que puede recibir una persona en su diario andar y especialmente este 14 de febrero, cuando se dedica al Día del Amor y la Amistad.