Pin It

Mar, 2022.- Muchos pudieran pensar que la labor periodística se limita a buscar noticias e informarlas; sin embargo, un profesional de la prensa podría definirse como un comunicador por excelencia, un líder de opinión, un sabueso que olfatea la verdad y la defiende, los ojos y la voz de un pueblo.

Ceñirse a técnicas de redacción, conocer los diversos lenguajes de los medios, respetar cartas de estilos y reglas gramaticales hacen de los periodistas grandes maestros de la escritura, capaces de transformar sucesos en palabras, y esas palabras, en su arma más poderosa.

Y es que en el buen periodismo la palabra nunca puede ser palabrería. El amor por esta implica respeto, responsabilidad y compromiso. El escribir correctamente, con un estilo periodístico certero, separa la palabra cuidada de la chapucería que puede provocar la inmediatez y la carente formación profesional.

Un texto bien escrito, que logre comunicar y captar las esencias de lo que se quiere decir distingue a los periodistas con formación a lo largo de los años, de los improvisados o mal preparados.

Las anteriores habilidades, sumadas a un amplio bagaje de conocimientos, retratan al periodista perfecto. Pero, de qué serviría ser el más talentoso de los reporteros si no incorporamos en el quehacer la ética.

En la teoría y la práctica al periodista se le entrena para informar, investigar y estar en constante búsqueda de la verdad. Pero si ese periodismo que se quiere ejercer no está acompañado de un compromiso ético con la profesión, de nada vale que el público lea, escuche o vea los trabajos.

La ética profesional no es únicamente seguir normas o reglas, sino ese sentido de responsabilidad moral y social que deben cumplir los profesionales de la prensa.

Como refirió el destacado periodista y escritor cubano Luis Sexto: "De qué nos serviría ser inteligentes, cultos y merecer el reconocimiento de lectores, oyentes y televidentes, si nos faltara ética, es decir, honradez, solidaridad, bondad, capacidad de respetar a nuestras fuentes y receptores, y si careciéramos de una siempre avizora conciencia de la verdad y la justicia".

Para que quede claro: el periodismo no solo se basa en escribir bien y bonito, ni en decir por decir. En cada trabajo tiene que quedar demostrada la necesaria unión de la ética y la estética para declararnos buenos periodistas.

Cada texto acuñado con un nombre debe reflejar el respeto por el público y el compromiso con la verdad, además de sumar a eso una redacción que cumpla gramatical y estilísticamente con las normas adecuadas.

Pin It