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Oct, 2024.- Cada 28 de octubre miles de flores asaltan mares, lagunas, fuentes, y es que una flor para Camilo es el homenaje de los cubanos al héroe que trascendió en la historia con su sonrisa amplia y su sombrero alón.

Desde muy pequeños los niños de Cuba aprenden a reconocer en la imagen del barbudo al rebelde que se entregó en cuerpo y alma a la lucha contra la tiranía, al hombre de pueblo que ardía de valor y amor patrio, una forma de corresponder a su propio nombre, Camilo Cienfuegos.

Vino de México en el Granma y en la Sierra se curtió, y de allí al Yaguajay que en Héroe lo convirtió.

Su imagen afable y su sonrisa a flor de labios le hicieron merecedor del cariño del pueblo, que mucho lo lloró cuando el mar decidió borrar su rastro. Pero lo que no adivinó entonces el gigante salado era que renacería cada octubre en el alma de miles de pioneros que mantienen vigente su imagen de luchador incansable.

Él, hombre jaranero con alma de niño, supo imponer respeto en medio de las lomas y se ganó con el ejemplo el tributo de su gente, por eso decimos que hay miles de Camilos.

Por acá en el Camagüey dejó uno de sus legados más impresionantes. Cuando la sedición de Hubert Matos en tierra de los tinajones, que amenazaba con frenar la ola liberadora de la Revolución cubana, la figura vigorosa del de los cien fuegos logró la paz para los agramontinos.

No, Camilo no ha muerto, vive en cada flor que año tras año recuerda a ese gigante barbudo de figura delicada. Él siempre estará muy cerca, para en momentos de apuro o necesidad poder preguntarle: ¿Voy bien Camilo?

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