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Oct, 2024.- Luciano Héctor Álvarez Soto, tanquista y combatiente, defiende la Revolución cubana desde el municipio camagüeyano de Nuevitas, y recuerda con gran orgullo momentos reconfortantes de su encuentro con el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Al rememorar la despedida para irse a la guerra de Siria, en 1973, cuenta: "Fidel nos habló del futuro con sabiduría y la capacidad de transmitir sus sentimientos a los demás".

En menos de 20 minutos regresó y nos invitó a degustar un gran banquete.

"La gente se animó, imagínese, teníamos respeto a Fidel y bueno, ya pasado un tiempo, Raúl nos dijo: 'el Comandante tiene que retirarse, fíjense que él quiere despedirse uno a uno, ustedes tienen las manos muy duras por ser tanquistas, no le vayan a apretar la mano que la tiene muy fina y no le gusta que se la aprieten'.

Yo salí como de octavo o noveno, él a cada uno le daba la mano y le decía algo en secreto, cuando llegó mi turno nos despedimos con la mano y me dijo muy bajito: 'Nunca te sientas solo, la Revolución está contigo'”.

Luciano Héctor Álvarez cuenta que Fidel siempre estuvo pendiente de todo lo que pasaba durante el cumplimiento de la misión, y que al finalizar los ascendieron y sostuvieron otro encuentro en el patio de la escuela militar.

"Pienso que ese fue uno de los días más felices del Comandante en Jefe, era otro, era una risa constante, iba de mesa en mesa, uno le brindaba una copa, y él tomaba un poco, de ahí conversaba, siempre preguntaba por la esposa, por los hijos, pero el hombre que estaba de escolta de él a cada rato le enseñaba el reloj y le hacía un gesto con la mano. Hubo alguien que le dijo:

-'Comandante los muchachos quieren tomarse una foto con usted'.

-'¡Ah, pues vamos!'-contestó Fidel".

Las instantáneas fueron muchas y en diferentes composiciones.

"El compañero siempre le hacía el mismo gesto indicándole el tiempo, que se estaba pasando de hora, y él le decía que no, hasta que le pusieron cinco jeeps delante, el del centro era el que tenía la capota, yo deduzco que era en el que tenía que montarse, y ¡bum! Se abrieron las puertas, él salió corriendo y se montó en el jeep, parado atrás, muerto de la risa, una risa grande, y diciéndonos adiós con la mano; esa imagen la guardo todavía".  

Luciano Héctor Álvarez Soto ostenta el grado militar de Mayor, está en la reserva como jefe del grupo militar, y actualmente labora de especialista de Seguridad y salud del trabajo en la Unidad Empresarial de Base Puerto Nuevitas, donde manifiesta sentirse útil para la Revolución cubana.

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