Pin It

Mar, 2022.- Los cinco años de la vida universitaria pasaron volando y llegó el momento de la tesis, y con ella las limitaciones tecnológicas. Sí, porque hace menos de una década atrás tener un teléfono inteligente era solo un lujo para unos pocos y hacer los trabajos de curso desde la comodidad de la casa resultaba solo un sueño.

Sin embargo, yo tenía a mi alcance la solución perfecta, la computadora de la familia cubana. Esa genial idea del Comandante en Jefe Fidel Castro, la de crear los Jóvenes Clubes de Computación y Electrónica nos dotó a millones de cubanos de la posibilidad de usar y beneficiarnos del desarrollo de las nuevas tecnologías sin pagar un centavo.

Aquel lugar se convirtió entonces en mi segunda casa durante mucho tiempo, allí transcurrían mis fines de semana, entre el ajetreo de los muchachos del barrio motivados en un videojuego y el tintineo de mis dedos por el teclado, y poco a poco fue tomando cuerpo la investigación.

Mientras avanzaba la tesis también se consolidaban los lazos de familiaridad con las técnicas del lugar y presenciaba la infinidad de usuarios que se beneficiaban de poseer en una zona rural como Camalote un servicio tan necesario.

Hasta allí llegaban a diario quienes deseaban enviar un correo electrónico a un familiar en el exterior, estudiantes en busca de información para solucionar una tarea, hasta quien solo deseaba traspasar cierto volumen de datos de un dispositivo a otro.

Las jornadas de calor, ante la imposibilidad de mantener encendido el aire acondicionado todo el tiempo por las limitaciones económicas que siempre hemos tenido, pues eran solo otro atributo de aquellas horas de estudio.

Hoy muchos universitarios ya tienen computadoras en casa o se auxilian de los teléfonos inteligentes para hacer sus tareas, pero aún los Jóvenes Clubes de Computación y Electrónica brindan un servicio útil para la comunidad.

Estos espacios acercan la informática a los vecinos, promueven cursos de capacitación, ofrecen el singular servicio de La Mochila y acogen a infantes y adolescentes amantes de los videojuegos, un lugar donde se divierten y los padres los saben seguros.

La computadora de la familia cubana salvó mis días universitarios, por eso guardo con cariño en la memoria esas jornadas en las que sentí como propia una de las numerosas conquistas de la Revolución.

Pin It