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Estar en la CTE de Nuevitas permite comprender la «necedad» de quienes hacen que funcione toda esa mole de hierro, pasada de tiempo para la reparación capital.Nuevitas, Camagüey, 12 ago.- De camino se ve a lo lejos la chimenea que desprende una columna de humo entre negro y gris; anuncia que está generando. Más acá, las líneas de 220 000 voltios indican que andamos cerca de la Central Termoeléctrica (CTE) 10 de Octubre. Dentro resulta difícil ver a alguien ocioso, cada cual se concentra en lo suyo.

El aire, aunque es de costa, trae un olor fuerte, incómodo. Ellos casi no lo sienten, a fuerza de la costumbre, pero a la larga, los gases pasan factura a sus pulmones.

Cuentan los que llevan años en este sitio que eran seis unidades: la uno, la dos y la tres, de arranque rápido y veloz sincronización, aportaban 64 megawatts cada una; pero el tiempo, la falta de recursos para mantenerlas y el medio, las convirtieron en chatarra. El bloque cuatro hace ya unos meses quedó de baja técnica, lo golpeó la falta de financiamiento para una reparación capital como la que necesitaba. En la actualidad, la Termoeléctrica, conocida por su estratégica ubicación para compensar las cargas, solo genera electricidad en las unidades cinco y seis.

Pero no imagine que los bloques que funcionan lo hacen con tecnología de punta. Caminarlos, subir y bajar las escaleras, ver de cerca los tubos que conducen el vapor de las calderas, los remiendos, la corrosión, hacen entendible su inestabilidad en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

Es importante que sepa también que, antes de 1959, el SEN no existía. Cuba solo generaba 397 megawatts, distribuidos en sistemas aislados, no interconectados, típico de un país subdesarrollado. La electricidad llegaba apenas al 56 % de la población, estimada entonces en unos 6 500 000 habitantes. En los campos de Cuba, en las montañas, en las zonas intrincadas, seguía siendo cosa de ciencia y ficción.

LA TERQUEDAD DE GENERAR ELECTRICIDAD

Estar en la CTE de Nuevitas permite comprender la «necedad» de quienes hacen que funcione toda esa mole de hierro, pasada en tiempos de reparación capital, de quienes se las ingenian para generar un poco de electricidad con máquinas que ya hace rato cumplieron y tienen que «seguir tirando» megawatts para las líneas.

Jorge Luis Maceira Esteva, director general de la 10 de octubre, explicó a Granma, que el plan para esta etapa veraniega es aportar establemente al sistema 150 megawatts.

Aseguró que, «para lograrlo, realizamos un mantenimiento parcial ampliado al bloque seis, en el que cambiamos el economizador y, luego, una intervención pequeña en el cinco, cuyo objetivo fue lavar la caldera. Esto nos ha posibilitado tener buenos resultados en los planes de generación. Por ejemplo, en junio generamos más de 82 000 megawatts, el 111 % de lo planificado, gracias a que pudimos subir las cargas y aportar más al SEN.

«La unidad seis, antes del mantenimiento, andaba por 75 megawatts, después alcanzó 105. Sin embargo, el estado de la caldera de la cinco no ha permitido subir las cargas y seguimos con las presiones desplazadas, pero aun así, estuvimos 45 días sin salir del sistema. Para finales de año tenemos previsto un parcial, ampliando esta última», dijo. A la unidad cinco se le debe desde hace mucho tiempo un mantenimiento capital, y por eso no está en igualdad de condiciones con la seis.

El ingeniero resaltó como esencial, en el empeño de generar más electricidad, el mantenimiento a las estaciones de bombeo y a las conductoras de agua hacia la industria, que garantiza una entrada estable de más de 300 metros cúbicos por hora, de lo que es una materia prima esencial en el proceso.

También ha sido relevante la sustitución de importaciones por medio de encadenamientos con la industria nacional y con las empresas militares, que han posibilitado un mejor flujo en la entrada de piezas de repuesto, ahorros considerables y depender menos de las importaciones.

Para quien está fuera y sigue los procesos por lo que oye o lee, pudiera parecer fácil sacar y entrar del Sistema Eléctrico una unidad, pero no es darle a una llave a o un chucho, lleva procesos muy complejos y parámetros que no se pueden violar, y del hacerlo bien depende en gran medida la estabilidad del bloque.

Tampoco se trata de algo barato y fácil los mantenimientos. Según explicó el Director, el mantenimiento capital, como el que hace rato se le debe a las unidades nueviteras, está en el orden de los 130 millones de dólares, y construir un bloque nuevo anda por los dos o tres millones por megawatt.

Jorge Luis Maceira es también de los que se pone la ropa de trabajo y va a los talleres a innovar, a crear; se embarra de grasa y es parte de ese movimiento innovador que mantiene con vida a la conocida también como «caballo de batalla del SEN».  

De no ser por la inventiva de estos tercos que apuestan por generar electricidad en condiciones muy desventajosas, Cuba hubiera tenido que pagar más de cien millones de dólares para comprar partes y piezas imprescindibles en la generación de esta planta.

INNOVACIÓN Y AHORRO, EN EL TALLER CON LOS PROTAGONISTAS

Justo en el taller de mecánica, Yoel, uno de los operarios, está muy concentrado en lo que hace; sabe que de su trabajo depende ahorrarle miles de dólares al país. Recupera un reductor que va dentro del regulador hidráulico, el que controla la cantidad de agua que entra a la caldera.

«Se compraron algunos, pero el último se puso durante el mantenimiento, y ahora estamos recuperando este, para tenerlo de repuesto y evitar perder tiempo ante futuras roturas. Se dañó la superficie por la que ruedan los engranes; sin embargo, en la rectificadora eliminamos la parte dañada y luego restablecemos los huecos con el diámetro que originalmente trae, y lo guardamos. Así, cuando se rompa alguno de los que están en funcionamiento, es llegar y cambiar, disminuyendo el tiempo de afectación. Lo mismo hacemos con los giradores de la turbina, que es un equipo similar», comentó a Granma, Yoel Fernández Trujillo, mecánico de taller a.

Ese espíritu innovador es esencial para reparar todo tipo de piezas que haga falta, aseguró Osiris Rodríguez Castellanos, jefe de brigada, que tiene bajo su responsabilidad arreglar equipos que están por toda la planta, desde el canal de entrada hasta el último bloque.

«Estamos haciendo piñones, recuperaciones de bombas, bujes, cosas que importarlas costarían miles de dólares, y aquí quedan prácticamente como las de fábrica. Siempre ha sido así». Osiris agregó que están ocupados en preparar a un grupo de jóvenes que pueda continuar esa labor, porque, por la especialización de las labores que se realizan, el saber hacer allí lleva años de preparación.

Otro personal imprescindible en esta fábrica son los eléctricos. En su taller se recuperan motobombas, ventiladores, compresores… «Nosotros recuperamos el sistema de ventilación de los motores, muy expuestos, por el ambiente en el que trabajan. Aquí los dejamos nuevos, y así protegemos la vida útil de varias de las máquinas», resaltó Antonio Polanco Travieso, especialista principal de ese taller.

Yeniel Pelayo Quezada, especialista a en Mantenimiento Inicial, es de esos muy jóvenes que asume altas responsabilidades en la termo nuevitera. Su misión, junto a otros compañeros de trabajo, es preparar los volúmenes de mantenimiento que se van a acometer durante las salidas de los bloques.

«Aquí se trabaja por compromiso con el pueblo y la Revolución. Desde que me gradué vine para aquí y me he enamorado de este trabajo», dijo quien fue parte de la recuperación de las cámaras de los quemadores, una pieza que en ese momento no estaba en el país; ellos la salvaron y todavía no ha fallado.

Esto es lo que sucede cuando todo o casi todo el colectivo lucha por lo mismo, sacar adelante esa mole de hierro de más de 50 años y generar electricidad, en un sitio con 337 aniristas, de 680 trabajadores. Es comprensible que sean tercos, testarudos que no se rindan y anden buscando constantemente soluciones.

Y no solo es lo que se innova, aclaró Denis Rodríguez Vega: «Hace unos años tuvimos una falla en el bloque cuatro que representó una pérdida económica muy grande, porque se dañó la estructura original de la caldera y afectó muchos equipos. Un grupo de especialistas hizo un estudio de los parámetros que llevaron a esa situación, para no repetirlos en los bloques que continúan en operación», dijo Rodríguez Vega, representante de la Asociación de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) de la termoeléctrica, y agregó que se calcula un aporte, con ese trabajo, de más de tres millones de dólares.

Así se genera electricidad en Cuba, luchando contra las carencias e inventando. Estas letras no le regresarán la corriente, tampoco encenderán la hornilla para que cocine, ni harán que el ventilador funcione, por solo citar algunas de las desesperaciones en las que nos colocan los apagones, que también afectan la economía, nuestras funciones laborales y hasta la estabilidad del país. Pero sí le ayudarán a conocer cuánto hacen estos testarudos para generar, más o menos, los megawatts necesarios.

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