Jul, 2024.- Este 26 de julio se conmemoran 71 años desde que la juventud cubana, ansiosa por erradicar la desigualdad y la injusticia, tomara en el año 1953 en Santiago de Cuba el cuartel Moncada.
Para el país, el asalto a la instalación significó lo que la Toma de la Bastilla en Francia, o el asalto al Palacio de Invierno en Petrogrado, Rusia; aunque ninguna tuvo el final deseado las gestas se convirtieron en símbolos que anunciaron el fin de una época.
La llamada Generación del Centenario elaboró un plan de ataque al principal establecimiento de la zona oriental.
Pensaban tomar la fortaleza y sublevar Santiago de Cuba para exhortar a la huelga general en toda la isla, con el propósito de aglutinar fuerzas frente los aliados del imperialismo.
En la acción, el ejército asesinó a decenas de participantes y Fidel Castro fue encarcelado y sometido a juicio, en el que inició el proceso de convertir su revés en victoria; pues acusó al tiránico régimen y expuso su alegato conocido como La historia me absolverá, el primer programa regidor de la Revolución.
Demostró conocer el contexto en que se desarrollaba la vida de los cubanos, así como sus conflictos y contradicciones, también, evidenció los anhelos de la ciudadanía y su moral, nutrida de la idiosincrasia, sus tradiciones y cultura propias. En la alocución, Fidel convocó a la unidad anti-dictatorial que resistiera a la tiranía y condujese al pueblo a una rebeldía general hasta lograr el triunfo.
El alegato se divulgó clandestinamente y se convirtió en bandera de todos los que reclamaban la soberanía. Se abrió así otra página en la historia de Cuba, la de la acción armada como forma principal de lucha frente a la sangrienta tiranía de Fulgencio Batista.
La operación de las armas sustentó el programa de orientación progresista en el que se concretaron las más importantes aspiraciones de transformación socio-económico y política posibles en la coyuntura nacional de entonces.
La profunda convicción y la fe en las ideas que animaron el glorioso acontecimiento se impusieron y el Moncada se convirtió en antecedente y valiosa experiencia de dos hechos posteriores -la expedición del Granma y la lucha guerrillera en las montañas-, que serían la forma fundamental del logro de la Revolución y que contaría con el firme apoyo del movimiento clandestino que abarcaba toda la nación antillana.