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Abr, 2024.- El cumplimiento del derecho humano  a la paz representa el mayor de los logros públicos y civilizatorios de Cuba; más allá de cualquier otro alcance visible y extraordinario de la forja nacional de la que somos parte.

Su materialización es el resultado de largos procesos culturales. Del consenso que se renueva entre los cubanos de ayer, hoy y el mañana, y de la rebeldía de los pueblos de América Latina, de esta isla que prefiere rehacerse ella misma y dejar a un lado tristezas e incertidumbre.

Cuba ha ratificado en múltiples ocasiones el  compromiso con la promoción y protección de todos los derechos humanos para todas las personas, con su carácter igualitario y sin discriminación.

Como parte de la actualización del modelo de desarrollo económico y social, y tras la proclamación de la Constitución de la República, avanza  el proceso de fortalecimiento de su marco jurídico e institucional.

En el Artículo 41 de la Ley de Leyes se plantea que «El Estado cubano reconoce y garantiza a la persona el goce y el ejercicio irrenunciable, imprescriptible, indivisible, universal e interdependiente de los derechos humanos, en correspondencia con los principios de progresividad, igualdad y no discriminación. Su respeto y garantía es de obligatorio cumplimiento para todos».

Mientras, otros actores internacionales promueven los golpes de Estado y el tratamiento politizado y selectivo de los derechos humanos contra gobiernos que no se pliegan a sus intereses hegemónicos, esta isla antillana ha ratificado 44 de los 61 instrumentos internacionales en la materia, y lo ubica dentro de los Estados miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU) con mayor número de ratificación de los derechos, de acuerdo con el Informe Nacional de la República de Cuba al Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos de 2018.

Ejemplos de estos logros fue la campaña contra la violencia y la discriminación con el lema Mídete, en el año 2023, la cual denuncia y corrige conductas de abuso doméstico hacia los niños y adolescentes, como  métodos violentos para  el castigo físico y la agresión psicológica para corregir la conducta y el uso de palabras ofensivas como forma de regaño.

Del mismo modo esta campaña es un apoyo importante para los padres y familiares de niños abusados tanto físico como mentalmente y les proporciona soluciones, vías de escape de la violencia.

La discriminación y todas sus variantes de agresión están presentes en la sociedad cubana, pero no podemos dejar que se intensifiquen, no solo con leyes podemos combatirlo, desde los hogares debemos erradicarlo, decir no a la violencia es evitar mucha más violencia.

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