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Mar, 2024.- Uno de los mayores desafíos del siglo XXI es la escasez de agua en el mundo, por eso cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial de este preciado líquido para promover la importancia de preservar y desarrollar los recursos hídricos en función de la productividad económica y el bienestar social.

Al observar el mapa del planeta nos damos cuenta que prevalece una tonalidad azulada, en correspondencia con que las tres cuartas partes de la superficie la ocupan las aguas de los mares y océanos.

Se proyecta que para el próximo año 1800 millones de personas vivirán en países o regiones donde habrá absoluta la falta de ese líquido vital, y el cambio climático será también responsable de esa insuficiencia.

Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible de ese mineral, y el saneamiento para todos antes de 2030 es una de las metas del Objetivo 6 de Desarrollo Sostenible, pero para lograrlo deben concentrarse los esfuerzos en incluir a las personas que históricamente son marginadas o ignoradas.

Los servicios de abastecimiento de agua, satisfacer las necesidades de estos grupos y sus voces ser tenidas en cuenta en los procesos de adopción de decisiones, al igual que en el marco jurídico reconocer el derecho de todos a su obtención efectiva y de calidad.

La inestabilidad del clima, traducido en inundaciones y tormentas, hace desperdiciar el líquido y que este vaya al océano provocando la desalinización del mar y su influencia en la evolución de las corrientes marinas, por lo que debemos preguntarnos:

¿Dónde están los planes de construcción de estanques de pantanos, balsas y cualquier elemento de almacenamiento para cuando amenaza la sequía?

¿No se puede hacer más para establecer la recogida del agua procedente de las lluvias torrenciales que siempre se convierten en desastres naturales y pérdidas materiales?

¿Quién aprueba los planes de urbanismo que no delimitan correctamente los emplazamientos de urbanizaciones en lugares inapropiados, tanto de costa como de cauces de ríos?

Como apuntaba anteriormente, al ser el agua un elemento esencial y abundante hasta la fecha no se le da la importancia requerida, aunque es necesaria e importante para la vida humana; de tal forma creemos que, como todo, se trata de un problema de educación ciudadana, comportamiento cívico y respeto por la Naturaleza.

Todo lo demás son discursos sin sentido que sacan de la manga los gestores del planeta para sus reuniones frívolas, sin adoptar remedios urgentes y eficientes.

¿Nadie se ha parado a pensar por qué nunca llegan a acuerdos que realmente sean ejecutados, y si se protege algo es en función de los beneficios que se desprenden de los negocios inmediatos con las medidas adoptadas?

Por eso una educación basada en saber el valor del recurso natural, no el más caro, pero sí el más necesario, y su empleo en beneficio de todos repercute en abrir y cerrar los grifos con precaución, cuidar los caudales de los ríos, los manantiales, en definitiva, saber que si nos quedamos sin agua, el colapso del planeta azul será inminente.

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