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Holguín, Cuba, 6 mar.- La pintoresca e histórica ciudad pesquera de Gibara, en el norte de la oriental provincia cubana de Holguín, resulta fascinante por sus encantos, sobre todo por la hospitalidad de su gente y la belleza de su entorno.

A la comarca, fundada el 16 de enero de 1817, se llega por una zigzagueante carretera y pintorescos paisajes montañosos. Su puerto, desde su más alta colina, hechiza al visitante.

La Villa Blanca, como la denominan también, ha ganado fama al convertirse en sede permanente del Festival Internacional del Cine Pobre, el certamen cubano de producciones independientes de bajo presupuesto, en el que se presentan centenares de obras de casi todos los continentes.

El norteño puerto (a más de 800 kilómetros al este de La Habana), le ha dado vida a la provincia desde el mismo año 1773, cuando se comenzó a solicitar su habilitación, pero no fue hasta 1817 en que se oficializó la necesidad de fortificar la bahía para controlar el comercio ilícito en la región.

Gibara es tradición, modernidad y fantasía. Muchas de sus edificaciones milenarias conservan sus grandes ventanales y techos de tejas de color rojizo.

El mar, de un azul fuerte y aguas transparentes, y su pequeña pero impresionante bahía, le imprimen un toque distintivo a Gibara, que cautivó a Cristóbal Colón por su belleza, según historiadores.

 

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