Feb, 2024.- “Cuando entré por primera vez al Hogar de Ancianos él estaba en el platanal y dijo: ¡ahora sí llegó la mía!”, refiere Gladys Árias Sánchez al rememorar el inicio de su relación con René González Pérez, con quien comparte su vida desde hace alrededor de 15 años en la institución de Salud de Nuevitas.
Cuenta que muy pronto le dieron referencias de que era un buen hombre, trabajador y honrado, y la decisión no se hizo esperar más de dos o tres meses: “para estar sola, mejor estoy acompañada, ¡y él es el que me conviene!”, entonces les concedieron un cuarto matrimonial.
“Es muy cariñoso y estaremos juntos hasta que muramos. En la madrugada del 14 de febrero –Día del Amor y la Amistad- lo primero que hizo fue darme besos, y aunque le dije que nosotros estamos viejos me respondió que el amor se mantiene”, comentó la longeva.
La complicidad de Gladys y René también crece en el afán de obtener frutos de la tierra, por eso tienen sembradas alrededor de su habitación plantas medicinales y canteros con cebollín y tomate.
“Ahora mismo terminé de regarlas y voy para donde él está trabajando para seguir ayudándolo, porque, además, cuando llega el horario del almuerzo y no regresa me preocupo, y cuando lo veo enseguida me vuelve el alma al cuerpo.
Él es muy bueno, mi compañero hasta el fin de la vida”, refirió.
René tiene planeado un viaje para visitar a su hija en la provincia oriental cubana de Las Tunas y Gladys por esta vez prefiere quedarse.
“Le planteé que no quiero que se aleje mucho de mí porque cuando muera deseo tenerlo al lado”, especificó la anciana que ya acumula 91 años de edad.
Aunque la ausencia se prevé sea solo por cuatro días ella confiesa que lo va a extrañar.
Historias de amor como la de Gladys Árias Sánchez y René González Pérez muestran la belleza del amor, incluso en la tercera edad.