Feb, 2022.- La consulta popular del Código de las Familias avanza y poco a poco lo novedoso del documento se cuela entre el tema precios y qué sirvo hoy en la mesa familiar, en ese complejo entramado de ideas y opiniones que es la opinión pública.
Aunque debo señalar que aún hay mucho desconocimiento en la población en torno a sus alcances legales, por lo que suelen ocurrir tergiversaciones o malas interpretaciones del texto, como presencié en uno de los encuentros vecinales que se suscitan por estos días en Nuevitas.
El tema de la gestación solidaria, tan revolucionaria y humana en su esencia, fue planteada como mera mercantilización por un elector, cuando el propio proyecto establece que es un acto generoso, y que deben existir relaciones de consanguinidad y afecto entre los interesados.
Lo mismo ocurrió con lo relativo a la autonomía progresiva, responsabilidad parental y el interés superior del menor, aspectos novedosos del código que, lejos de quitar derechos a los padres, orienta la formación familiar de las nuevas generaciones hacia el respeto a los derechos de niñas y niños, a tener en cuenta sus opiniones y no considerarlos como posesiones que deben cumplir lo que los adultos dispongan.
Pero lo peor de la situación resultó que nadie, ni el jurista al frente de la presentación del documento, aclararon esas malos razonamientos, que pueden ser entendidos por el resto de los vecinos como ciertos. Ahí debemos ganar más en este ejercicio democrático, perfeccionar el rol de los juristas, para que al final nadie se quede con dudas sobre los verdaderos alcances de esta importante legislación.
Uno de los mayores méritos de este proceso es la oportunidad que da a todos de ser escuchados y tenidas en cuenta sus opiniones, incluso sin distinción de credos religiosos, que en este proceso ofrecen una fuerte resistencia a temáticas como el matrimonio igualitario o el derecho a adopción por parte de parejas de un mismo sexo.
Por ello las reuniones de consulta deben caracterizarse, en primer lugar, por el respeto en ambos sentidos, nadie puede obviar una opinión pero tampoco imponerla.
La consulta popular es para escuchar a todos, para aportar ideas sobre cómo hacer más inclusivo, más abarcador y completo el futuro Código de las Familias cubanas.
Lean el documento, coméntenlo con los vecinos, analicen sus implicaciones, y pregunten todo lo que no entiendan, esa será la garantía del éxito.