Abr, 2023.- Nunca hemos disfrutado las películas sobre tiburones. Las apreciamos basadas en narrativas exageradas y sensacionalistas sobre la capacidad asesina, "sangrienta" o de terror de las criaturas marinas, formulando las bases para su satanización y en algunos casos justificando su eliminación como si se tratara de una plaga de los mares.
Lo cierto es que los tiburones y sus familiares cercanos, como las rayas, son algunas de las especies más relevantes del océano. Depredadores alfa, cima de las cadenas tróficas, tienen un papel invaluable en la selección natural; controlando especies; eliminando al débil o menos adaptado; defecando sustanciales minerales que alimentan el fitoplancton y liderando la vida marina con su presencia imponente, en una suerte de fuerza natural que rige las aguas abiertas.
Pero claro que hay un lado potencialmente negativo, y es que los escualos pertenecen al pequeño y selecto grupo de animales que, por poder y tamaño, pudieran incluir al hombre en su dieta.
No creo que lo hagan por asesinos; los animales no funcionan bajo esos preceptos. Son escasos los casos documentados donde un tiburón se ha adaptado a depredar personas sobre la base de frecuentar zonas de playa y reiterar ataques que usualmente acaban con su persecución y captura, para seguridad de los bañistas.
Entre 1749 y 2014 se reportaron en Cuba 44 ataques a humanos (39 no provocados y cinco provocados), con 22 muertes confirmadas. Cifras generales del mundo apuntan a que ser atacado o mordido por un tiburón representa una probabilidad entre 3.8 millones y de morir a consecuencia de un ataque la posibilidad es de uno entre 252 millones.
Es apreciable que los ataques de tiburón son casi siempre el resultado de la presencia en sus predios, coincidiendo en actividades alimentarias; y en ocasiones sugerentes de que podemos ser una jugosa fuente de proteínas.
No por gusto se han registrado ataques en la noche, horario preferencial de alimentación de los escualos o asociados a actividades de pesca con palangres o redes, donde nadadores se aventuran a extraer capturas, en un ambiente de peces en agonía, vibraciones y fluidos que los "radares" eléctricos y el olfato de los escualos no pueden ignorar.
En tierras más lejanas la práctica de deportes como el surf ha sido causa de ataques de grandes blancos, siendo la posible semejanza de las tablas con sus deportistas a focas, lobos y leones marinos, la causa más probable, o sea, estar en el lugar incorrecto y parecer comida tiene todo el potencial para el desastre: la culpa no puede ser toda del animal.
A nadie le gustaría ser devorado. Se trata de uno de los terrores naturales del hombre. Eso no impide que muchos nos aventuremos bajo el azul y mucho menos que promovamos la protección de esas admirables y poderosas criaturas.
Hay cosas que pueden hacerse, medidas que observar para actividades subacuáticas más seguras, apreciando que, en el mar, los tiburones pueden estar prácticamente en cualquier sitio, pues es su casa y no necesitan reparar en fronteras.
Debe saberse que los tiburones siempre serán más frecuentes en zonas con una mayor masa o fuente de alimentos, es decir, los mejores sitios para pescar casi seguro incluirán escualos, siendo un indicador principal de la salud del área.
Si usted decide entrar al mar y desea reducir sus posibilidades de ser atacado por un tiburón observe al menos alguna de las siguientes medidas:
- Nunca nade o bucee solo. La presencia de compañeros eleva la conciencia situacional y la observación del entorno, reduciendo la sorpresa de un ataque, y aumenta el volumen de la amenaza para el escualo, que puede disuadir una potencial agresión.
- No se aventure sin entrenamiento y conocimiento especializado, así como la técnica adecuada a sitios frecuentados por tiburones. No les deje a ellos la decisión.
- Si aparece uno o más tiburones nunca deje de seguirlos con la vista, evalúe su comportamiento y retírese discretamente del lugar. Evite los movimientos bruscos; la conducta nerviosa o cualquier indicativo de que usted puede ser una frágil criatura digna de ser mordida. No se sienta alimento.
- Si está pescando evite llevar lo capturado encima, hacerlo en horario nocturno o frecuentar sitios que pueden atraer a los grandes depredadores, como paños de red, donde peces y otras especies agonizan y luego son alimento fácil para los tiburones.
- No dispare a los tiburones en faenas de pesca submarina. La agresión al pez puede provocar el ataque inmediato o posterior a otros pescadores al percibir al hombre y los fusiles como una amenaza. Los animales recuerdan y reaccionan a esas memorias.
- Contribuya a la salud y el cuidado del océano, en especial peces y corales. Tiburones alimentados y "felices" no tendrán que aventurarse fuera de sus zonas habituales o modificar sus hábitos tróficos para potencialmente incluirnos. Si degradamos el mar no podemos esperar buenas consecuencias para los desequilibrios que se generen.
En resumen, compartimos el océano con criaturas excepcionales que nadan las aguas desde mucho antes que los dinosaurios aparecieran en el planeta; con capacidades biológicas impresionantes como el equivalente orgánico a radares de onda milimétrica; sensores electrónicos y visión multiespectral; con sistemas inmunológicos que podrían ser la clave para la salvación de muchas enfermedades; con una belleza y majestuosidad indiscutibles aunque provoquen miedo en la mayoría.
No hay que matar lo que se teme. El océano necesita a los tiburones y nosotros necesitamos el océano. Si muere, morimos todos.