Dic, 2022.- Estas son jornadas para recordar y soñar, pues el fin de año y el nuevo calendario siempre invitan a hacer un recuento de logros y proyecciones hacia el futuro.
Y aunque el 2022 fue un periodo de desafíos y carencias, lleno de dificultades económicas y materiales, lo cierto es que se nos esfumó como agua entre los dedos, como suele suceder con el tiempo.
Por ello mucho hay que agradecer a los 365 días que ya despedimos, el estar aquí, la buena salud de la que disfrutamos, la oportunidad de decir adiós al 31 de diciembre con los seres queridos, llegue la masita de cerdo asada o no, porque lo importante es estar en familia, unidos, y agradecer a la vida por ello.
En el camino muchos despidieron a seres amados y otros partieron a tierras lejanas, ellos son parte de los desafíos que a diario nos impone la existencia, pero no son razones para desistir de nuevas metas, porque, ¿qué sentido tendría vivir?
Es hora entonces de hacer listas de sueños y proyecciones, de enfocarnos en lo que nos hace regocijarnos, en buscar excusas para disfrutar del sol cálido y de la brisa marina.
Es tiempo para encontrar la felicidad en la sonrisa de los hijos, en las arrugas de los padres y abuelos, en la alegría hogareña que nos une por estos días.
Para algunos quizás llegó el momento de hacer crecer la familia, otros se empeñarán en graduarse o en ascender laboralmente, hay quienes ansiarán mejorar económicamente, una opción siempre válida y necesaria, mientras que todos, estoy segura, buscarán la mejor forma de ser felices.
Por eso soñemos un 2023 con armonía y abundancia, y trabajemos para ello, demos lo mejor de cada uno y pongamos las habilidades y potencialidades para alcanzar los sueños.