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Dic, 2021.- El brazo derecho fue la primera alarma para Idalmis Dustel Rivera, rigidez. Otras con movimiento involuntario, 2017. Luego de la atención el diagnóstico directo: enfermedad de Parkinson.

Si bien ya estaba retirada del sector de la Salud, con trayectoria como enfermera desde 1991, la noticia llegó y le cambió su mundo.

“Ha sido difícil. Son detalles que nadie espera, por ejemplo, el aislamiento no total de la sociedad y hay cosas que tú hacías y ya no puedes hacer y tienes que ir con Dios, los médicos y el tratamiento, tu familia, tus hermanos de fe. Mis vecinos mucho me han ayudado. En ningún momento me he sentido sola como tal”, comenta en la sala de su casa sita en Narciso López número 118 A, de la ciudad de Nuevitas.

Bajo prescripción médica la combinación de Levodopa y Carbidopa, entre los llamados medicamentos agentes del sistema nervioso central, usada para tratar los síntomas del Parkinson y cuenta ella, como una de las tantas afectaciones del bloqueo estadounidense para tratar el padecimiento y sus síntomas asociados: rigidez y mal control muscular, temblores y espasmos.

“El medicamento estuvo en falta alrededor de siete meses y se hizo el pedido por la radio”.

Idalmis Ochoa Torres (la tercera persona de izquierda a derecha), trabajadora del Centro de Higiene y Epidemiología de Nuevitas Gonzalo Esteban Lugo, ayudó con la entrega gratis de un medicamento para una paciente aquejada de la enfermedad del Parkinson.Y allí estuvo la ayuda de tantas personas, entre ellas, la de otra Idalmis. Idalmis Ochoa Torres, trabajadora del Centro Municipal de Higiene y Epidemiología Gonzalo Esteban Lugo, residente en Luis Fernández Quiroga número 35, para los nueviteros, la calle Habana.

“Me motivó la solicitud. Me llegó muy de cerca porque tengo a mi papá así y estábamos pasando la misma situación con el medicamento. Lo publiqué (en un grupo) y lo conseguí y se lo doné. Ahora fui a Holguín donde vive mi papá y fui pensando en ella y lo pude conseguir, y le traje tres blísteres”, comenta Idalmis Ochoa.

“Quiero agradecer a todas las personas que me han ayudado con el medicamento cuando se ha solicitado por la radio y las redes sociales, porque gracias a ellos he podido seguir incorporada a la sociedad”, añade la enfermera retirada.

Muchos gestos de sensibilidad y humanismo han escrito historias como estas durante meses de pandemia por la COVID-19, pese a carencias de medicinas e insumos médicos nunca son más grandes las limitaciones que el sentido de solidaridad de los cubanos.

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