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Nov, 2021.- “Yo fui al velorio y al entierro del maestro Manuel Ascunce Domenech”, fue el testimonio que sin esperarlo obtuve de Alfredo Evelio Cordoví Agüero, justo casi cuando daba por terminada mi visita a su hogar al que acudí para entrevistar a su esposa Nora Campos Fernández.

No podía dejar pasar por alto ese hecho y enseguida le planteé mi intención de saber más de su vivencia: “Yo estaba hospedado en el Hotel Nacional en La Habana debido a que había sido seleccionado mejor trabajador del central Lugareño y como la funeraria estaba solo a una cuadra asistí en ese momento tan triste.

Camino al entierro todos cantaban La Internacional y había tanta gente que me quedé como a 15 o 20 cuadras del cementero Colón donde depositaron sus restos”.

El asesinato a Manuel Ascunce Domenech, con tan solo 16 años de edad, es uno de los hechos más crueles que constan en la Historia de Cuba, suceso ocurrido en el atardecer del 26 de noviembre de 1961 en la que el campesino Pedro Lantigua también fue una víctima de los alzados bajo la orden de la Agencia Central de Inteligencia en el intento de provocar el fracaso de la Revolución cubana.

En el caso del alfabetizador sus padres Manuel Ascunce Hernández y Evelia Domenech Sacerio decidieron hacer el velatorio en La Habana y el entierro tuvo lugar en la mañana del 29 de noviembre, donde como confirmara Cordoví Agüero asistió un mar de pueblo.

OTRAS VIVENCIAS DE ALFREDO EVELIO

“No soy nuevitero, nací y me crie en el California, batey en el que residían muchos haitianos”, acotó.

En 1958 ya trabajaba en el central Lugareño, y en una ocasión recibió una visita inesperada: “me tocó la puerta de la casa a las siete de la mañana un muchacho y me dijo que estaba cumpliendo una misión de la Sierra Maestra y me dijeron que lo viera a usted ante cualquier problema, los guardias me cogieron y me dieron 24 horas para desaparecer.

Fue entonces cuando mandé que le dieran comida y le conseguí con el tesorero de una Logia 30 pesos y luego se fue sin conocer su nombre”.

Cuenta que años después le pareció identificarlo en Ramiro Valdés Menéndez durante una visita a la Empresa Química Revolución de Octubre y se lo comentó a Ada Rosa Silva Seara, secretaria de la Federación de Mujeres Cubanas en Nuevitas, y quien al hacerle el cuento al Comandante le confirmó que era él.

“Pidió que me tiraran fotos y las mostró en el programa televisivo Mesa Redonda y narró la historia”, cuenta con mucha emoción.

Otro suceso del que fue protagonista demuestra la valentía y fidelidad al proceso revolucionario en Cuba “Seis meses antes del 1ro de enero de 1959 los guardias estaban detrás de mí, en el contexto de la Huelga de Abril, junto a otros tres compañeros le dimos serrucho al poste de la corriente y este cayó sobre la línea y paralizamos el central Lugareño”.

Asimismo, refiere que fue presidente del Poder Popular y fundador de todas las organizaciones creadas por la Revolución.

“En el año 1972 vine para Nuevitas porque se iba a construir la Empresa Química Revolución de Octubre, me mandaron a buscar de Lugareño que Celia Sánchez me había mandado el juramento que consta de cinco puntos, entre ellos, proteger la Revolución hasta la última gota de mi sangre”.

Así ha sido el quehacer de Alfredo Evelio Cordoví Agüero a quien los azahares de la vida lo unieron con la educadora Nora Campos Fernández, y juntos comparten la satisfacción de haberse comprometido con las causas justas y dar siempre lo mejor de sí por el bien social y en defensa de la Patria.

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