Ene, 2021.- A la hora de analizar las relaciones familiares normalmente nos centrarnos en los vínculos de padres e hijos, pero pueden haber otras figuras relevantes como los hermanos.
Dicha relación logra ser, asimismo, trascendente para comprender quiénes somos hoy.
Tu hermano o hermana es la persona que caminó junto a ti a lo largo de la infancia y adolescencia; que aprendió a vivir, sentir y querer mientras aprendías tú también.
Un hermano es, al fin y al cabo, el único amigo que la naturaleza te impone y, además, más tiempo lleva ahí.
Aunque no siempre ocurre así, esta relación consigue ser la primera que se establece de igual a igual, a través de la cual nos entrenamos para relacionarnos con otras personas en similitud de condiciones.
Para tener una buena relación hay que aprender a controlar las emociones y gestionar los criterios contradictorios, y por supuesto, a sobrellevar los celos y las rivalidades clásicas.
Es muy triste ver a personas que no consiguen controlarse adecuadamente y acaban creciendo entre ellos ciertos sentimientos tóxicos como la envidia o el odio, que pueden llegar a marcar el desarrollo de su personalidad y forma de relacionarse de manera realmente negativa.
Así que si tienes una reciprocidad de este tipo con tus hermanos trata por todos los medios posibles de negociar, ceder y comprender los criterios individuales aunque no coincidan con tu manera de pensar y actuar.
Recuerda que lo más valioso que nos ofrece un hermano, a mi modo de ver, es el valor de la amistad incondicional.